Dondequiera que vayamos, allí estamos...

Solemos tener la idea romántica de que si en el camino que hemos elegido las cosas no funcionan como nosotros queremos, es suficiente con cambiar de camino o de dirección para que nuestra vida sea distinta. Creemos que si el proyecto que hemos emprendido no nos satisface, cambiando  de proyecto todo resuelto. Si con nuestra pareja las cosas no van bien, pues cambiamos de pareja y asunto concluido. Si la ciudad donde vivimos no nos gusta, cambiamos de ciudad. Si los hijos son una fuente de conflictos, dejamos que otras personas los cuiden, o les compramos el último modelo de cualquier herramienta digital para que se entretengan el mayor tiempo posible. Y así con todo.

¿Somos conscientes de que pensar de este modo es como  decir que las causas de nuestra insatisfacción están fuera de nosotros?.

De nuevo pensamos que  las circunstancias determinan nuestro bienestar emocional. Otra vez con el run run, de que si cambiamos las circunstancias todo se colocará en su sitio y así podremos volver a empezar, empezar de nuevo y de cero...begin the begin. Puede que durante un tiempo esto sea así, pero tarde o temprano la realidad que habita en nuestro interior emerge y volvemos a ser los que eramos. la carroza se convierte en calabaza. 

¿Qué  pasa con nosotros?, sí, con cada uno de nosotros...¿acaso creemos que no formamos parte de esas circunstancias? ¿De verdad creemos que esa película que nos hemos montado y de la que somos los “prota” no nos concierne, no va con cada uno de nosotros?...

Nuestro cuerpo, mente, corazón y alma viajan con nosotros allá donde vayamos, no podemos escapar de nosotros mismos por mucho que lo intentemos y por más que eso sea lo que nosotros deseamos. No se puede huir de esa totalidad que somos cada uno de nosotros en cada instante de la vida.

¿Por qué motivo pensamos que las cosas serían diferentes o mejores en otro lugar?

¿Qué tipo de cuento de hadas nos contamos a nosotros mismos que nos eclipsa la mente creyendo que la magia de la vida nos concederá aquello  que nosotros como humanos no somos capaces de llevar a cabo?

Si nuestra vida deja de funcionar, es porque nosotros dejamos de trabajar en ella, porque no estamos dispuestos a asumir la responsabilidad de que las cosas son como son. Resulta más sencillo encontrar defectos en los demás o culpar a otros y al mundo. En mayor o menor medida todos somos “victimas” de esta forma de pensar, y eso, en sí mismo es un patrón, una base de pensamiento, un paradigma...               ( no importa la etiqueta). Nuestra forma de ver, pensar y de comportarnos es lo que nos acompaña durante el viaje de la existencia, estemos donde estemos y con quien estemos. Siempre seremos nosotros o lo que creemos que somos…

Podemos ser vagabundos sin raíces que van perdidos de un lugar a otro, de una relación a otra, de un trabajo a otro. Podemos hipotecar nuestro ser con la idea de que la persona adecuada, el trabajo adecuado, el lugar adecuado mejorarán nuestra vida. Puedes, podemos creer lo que te,  nos apetezca, sin embargo si se desea estar en paz con uno mismo, es fundamental  integrar la idea de que las circunstancias están ahí para que trabajes, trabajemos las dificultades que nos limitan a ver, sentir y actuar de otra manera. Es complicado, ¡ vaya que sí! aunque la cuestión, el enfoque no está en el problema sino en nuestra actitud para superar-lo.

Siempre habrá situaciones o personas que pueden no gustarnos, es más, incluso que puede que desarrollemos aversión hacia ellos o hacia la situación, (motivos no faltarán) sin embargo, ¿por qué no admitir que también podríamos estar perfectamente cómodos dondequiera que estemos?

Todo depende de nosotros…y como siempre Tú decides.
Gracias por leerme.
Mercedes Félix.




Comentarios

Entradas populares de este blog

¿ Nos hacemos un DAFO?

Los 3 estados mentales ante un conflicto.

Más allá de la adaptación