Te fuiste sin decir bye.
Como profesional en el campo de la mejora personal y desde la psicología gestalt creo en que todos los seres humanos tenemos muchas y diferentes habilidades para seguir adelante ante cualquier incertidumbre vital que se nos presente en el camino. Sin embargo también opino que en la mayoría de ocasiones no somos especialmente hábiles en la gestión de finales. De ahí que la herramienta del Ghosting y la del Iceberg sean actualmente dos recursos muy socorridos a la hora de finiquitar un vínculo emocional bien sea familiar, de amistad o de pareja.
Cuando las relaciones se enfrían y surge la distancia, deberemos dejar ir con respeto y sabiduría emocional.
Aún sigo sin entender cómo se puede pasar del calor al
frío en cero coma dos segundos. Cómo una mirada puede perder el brillo en un
mismo día y las palabras que antes construían sonrisas se volvieron espadas
clavadas en el corazón.
- Las relaciones como los huesos también se rompen. Sin embargo, la mayoría de esas rupturas no se dan siempre de forma brusca y/o de un día para otro. La ruptura de un vínculo suele estar precedido por una serie de pistas sutiles e in crescendo que quizás no queremos ver pero que están ahí.
- · La falta de complicidad, las miradas que ya no se buscan y las risas que ya no desembocan en un mismo cauce, suelen ser las primeras pistas.
“Me siento tan aislado que puedo palpar la distancia
entre mí y mi presencia.” – F. Pessoa
¿En qué momento la ceguera emocional hace no darnos cuenta de que nosotros ya no somos ese nosotros?. La distancia emocional duele, pero sobretodo para la parte que todavía sigue alimentando el vínculo.
Las personas,
pasamos por diferentes etapas evolutivas donde nuevas atenciones, nuevos objetivos y retos que alimenten la relación sean quizás necesarios para transformar, crecer y desarrollar un
nuevo vínculo o simplemente para reforzarlo.
¿Por qué no avisaste al percibir que estabas cambiando de opinión?.
La persona que no decide poner el punto y final a la relación, comienza a revisar su historia de pareja y se cuestiona a sí misma, como si fuera suya la responsabilidad de que su pareja haya decidido terminar el vínculo.
Una emoción que suele aparecer es la culpa “¿he hecho algo mal?”, “tendría que haber actuado de otra forma”, “no valgo lo suficiente”…la persona que no ha decidido terminar, necesita de respuestas lógicas para calmar el estrés emocional que deriva de la situación al no haber participado de la decisión.
Afortunadamente la visión respecto a nuestras emociones no es estática, cambia constantemente, al igual que tú y tus circunstancias. Lo que hoy puede parecerte en fin del mundo, mañana quizá lo veas menos caótico, te sugiero,si me lo permites, que te quieras mucho y bonito, haz aquellas cosas que te produzcan bienestar y placer. Se agradecida con tu presente porque como dice una conocida " lo que ocurre conviene".
Gracias por tu tiempo.
Mercedes.
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